Los únicos regalos del mar son golpes duros, y
ocasionalmente la chance de sentirse
fuerte.
No
conozco mucho acerca del mar, pero sé que así es.
Y también
sé lo importante que es en la vida no necesariamente ser fuerte,
sino sentirse fuerte. Medirse uno mismo aunque sea una vez. Encontrarse aunque sea una vez en las más
primitivas condiciones humanas.
Enfrentando la ceguera y la sordera solo, sin
nada que te ayude excepto tus manos y tu propia cabeza.